Pedro Evdemon, analista en Seguridad Vial, Ganador Premio Volvo 2008.
Ellos son en orden de importancia: a) el factor humano; b) el factor vehicular; c) el factor ambiente. Analicemos brevemente cada uno de ellos.
EL FACTOR HUMANO. Sobre él podríamos escribir todo un capítulo. Psicológicamente, los humanos somos seres que aprendemos a actuar por imitación. De ahí que si nuestro modelo es bueno, todo irá bien. Pero en Argentina en general (lo dicen las estadísticas de siniestros de tránsito) los modelos de los cuales aprendemos son de muy bajo nivel, algo que paulatinamente deberemos corregir, y que forma parte del motivo de esta iniciativa de Conducirte.
Cuando hablamos de Educación Vial, debemos entender por ello todo lo que se aprende entre los 3 y los 16 años. Y dada la vertiginosa intrusión del automóvil y la moto en la sociedad moderna, esto debería enseñarse en todas las escuelas del país, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego.
En efecto, lo primero que hay que aprender es a ser peatón. Ser peatón tiene reglas, que luego se utilizaran en la conducción de vehículos: caminar conservando la derecha, en fila india cuando el espacio es escaso, respetar la prioridad del que viene por derecha, circular a la misma velocidad que el resto de los caminantes, etc. De ahí que deban aprenderse desde pequeñitos, para que queden para siempre internalizadas. Esto no es ningún invento, sino que así se educa en los países más avanzados del mundo.
De los 6 en adelante, hasta las 12, aparece el uso de la bicicleta como juguete, que debe circular por la acera o vereda, preferentemente bajo la vigilancia de un adulto. Esta es la etapa dónde el niño debe incorporar el uso del casco (que aceptará para siempre como un hecho natural). Es deber del tutor del niño, incorporar al juguete: reflectantes en los rayos de las ruedas, timbre, controlar la efectividad de los frenos, etc. Y a los 12 años, con pleno dominio de la bici por parte del niño, deberá empezar a circular por la calzada, respetando siempre todas las reglas de tránsito aprendidas. Debo destacar que esto comprende a otros juguetes modernos (tablita, patines, rollers, etc.), y el uso de prendas de vestir claras o preferiblemente reflectantes.
A partir de los 17, comienza la etapa de la Instrucción Vial dirigida a un bien educado vial, es decir, la que tiene que ver con la conducción de vehículos autopropulsados (ciclomotor, scooter, moto, automóvil, etc.). El consejo especial es que aprenda en una Escuela de Conductores de reconocida trayectoria, evitando malos aprendizajes con personas que creen que basta la buena voluntad para enseñar. Toda buena Escuela debe presentar un programa de enseñanza que incluya: Teoría de la Instrucción Vial, y el aprendizaje práctico en Simulador de Conducción, para luego pasar al auto-escuela doble comando con seguro de responsabilidad civil para aprendiz sin Licencia de Conducir. La práctica con el auto-escuela debe incluir circulación por calles, avenidas, carreteras, y autopistas (dónde existan). Esto es una exigencia de las circunstancias actuales, dónde la conectividad entre ciudades, provincias y países limítrofes se encuentra muy desarrollada. Se debe desterrar el Mito de que “El resto lo aprenderá sólo más adelante”. Igualmente, el dinero aplicado debe ser considerado como una inversión en cultura vial, y no un gasto. Dicha inversión, evitará que más adelante haya que lamentar destrucción y desgracias personales.
EL FACTOR VEHICULAR tiene mucha importancia, ya que el conductor no debe ser necesariamente un especialista en electro-mecánica, pero debe tener un aprendizaje de las partes más importantes que intervienen en la mecánica básica, y en la Seguridad Activa y Pasiva. Y fundamentalmente incorporar la responsabilidad de mantener siempre el vehículo en las mejores condiciones de circulación posibles, que constituyen la base de la seguridad vehicular.
Así las cosas, se deberá mantener óptimamente: todas las luces, neumáticos, frenos, dirección, suspensión, emisión de gases de combustión, etc. Por ello, debe aceptarse como una condición más a cumplir la Revisión Técnica Vehicular en caso que corresponda.
En los últimos tiempos el factor vehicular sumado al conductivo conforman la base de la “Conducción ecológica”, un tema del que todos debemos aprender a ser responsables frente a la degradación del medio ambiente que el mal uso de los cientos de millones de vehículos automotores ocasiona en el planeta.
EL FACTOR AMBIENTE tiene en cuenta todo lo que rodea al vehículo y su conductor/pasajeros. Incluye el lugar de circulación: calles, avenidas, carreteras, autopistas. Su entorno: aceras, sendas peatonales, entrada/salida de vehículos, intersecciones y rotondas, banquinas (amigables o no, de tierra o pavimentadas, protegidas por barandas de contención –guardarails- o no, etc., etc.).
A esto se le suma toda la señalización vertical, luminosa o por cartelería (que debe ser reflectante de primerísima calidad), la señalización horizontal que debe orientar en todo momento al conductor (día, y noche –también reflectante de primera calidad).
Todo lo antedicho debe formar parte de un buen curso de aprender a conducir, conformando un ciclo que deberá ser complementado en su cierre con exámenes psico-físicos, teóricos y prácticos de real jerarquía por parte de la autoridad emisora de la Licencia de Conducir. En cuanto a los exámenes prácticos deben llevarse a cabo en la vía pública, con una duración que no debiera bajar de los 30 minutos de conducción efectiva (este tiempo no incluye la prueba de estacionamiento, que debe ser la primera fase del examen).
Todo esto forma parte del ideal de un camino hacia la reducción de los siniestros viales que todos debemos perseguir. Entender que la formación de los nuevos conductores en fundamental para el ordenamiento del transito en nuestra sociedad y la reducción de las estadísticas de mortalidad por siniestros viales.